¿Cómo premiar a tu perro con golosinas?
Entrenar a tu perro no siempre es una tarea fácil. Para confirmar que ha entendido una orden o asimilado un gesto, ¡nada como una pequeña golosina! Recompensado, el animal estará así más motivado para continuar su progreso. Las recompensas y las golosinas son la base de una crianza positiva. El perro estará más motivado para escucharte durante las sesiones de aprendizaje si sabe que recibirá una golosina una vez que el ejercicio sea exitoso. Pero ojo, para premiar a tu perro con golosinas sin pasarte , ¡debes seguir ciertas reglas!
La guía completa para elegir y usar golosinas de recompensa cuando tu perro te obedece.
Regla número 1: alternar caricias, cumplidos y golosinas
Para empezar, ¡ten cuidado de no apostarlo todo a las golosinas! De hecho, si abusas de ellos, tu perrito no solo tendrá serios problemas de digestión, incluso problemas de peso, sino que también se acostumbrará tanto a ser recompensado con su golosina favorita que perderás todo tu crédito. Recuerda: la golosina debe ser la excepción, no la regla . Además, no corones sistemáticamente todos los esfuerzos de tu amigo de cuatro patas con el ofrecimiento de una galleta o un hueso: sé también pródigo en caricias y cumplidos, y reserva los obsequios para ocasiones especiales (o grandes progresos).
En otras palabras, tienes que alternar varios tipos de recompensa. De lo contrario, corre el riesgo de darle malos hábitos a su perro, que esperará recibir un premio con cada acción exitosa.
Regla número 2: varía las delicias
Además, para que la golosina que le ofreces a tu perro después o durante un entrenamiento siga surtiendo todo su efecto, no utilices siempre la misma. Traiga dos o tres tipos de galletas (o palitos, o bocados, o pequeños trozos de carne seca), y varíe los placeres para las papilas gustativas de su perro, dejando, por supuesto, lo mejor para el final. Una cosa lleva a la otra, así ayudarás al animal a comprender que se acerca a la meta y, una vez alcanzada, le permitirás saborear… ¡su alegría! Por no hablar de que, mediante el uso de diferentes golosinas, puedes aprovechar para variar la ingesta calórica y multiplicar las vitaminas.
Como amo, también debes prestar atención a la calidad de la comida que le das a tu perro. Al variar las golosinas, asegura diferentes ingredientes para el animal. Este hábito también te permitirá saber qué golosinas prefiere tu perro.
Regla número 3: calcula las calorías
Un exceso de calorías sería peligroso para tu perro, lo sabes. Ciertas razas en particular, como los perros de gran tamaño o de constitución fuerte, son más frágiles que otras y soportan mal el exceso de grasa o azúcar. Para una sesión de entrenamiento, prepara con antelación las golosinas que pretendes para tu perro , procurando no superar un determinado número de calorías. Haz tus cálculos teniendo en cuenta:
- La cantidad de calorías que tu perro puede consumir al día (según la raza, el tamaño y el peso). En caso de duda, pida consejo a su veterinario.
- Calorías ya incluidas en las comidas del animal (si es necesario, reduce un poco la ingesta cuando uses golosinas para tu sesión de entrenamiento).
Regla número 4: piezas pequeñas, ¡pero no demasiado!
Para maximizar su suministro de golosinas cuando le enseña a su perro un nuevo truco o movimiento, puede dividirlas en pedazos más pequeños . No solo te durarán más, sino que podrás agarrarlos más fácilmente en tu bolso o en tu cinturón, dependiendo del accesorio que utilices para llevarlos.
Sin embargo, tenga cuidado de adaptar el tamaño de la golosina a la boca de su perro. En efecto :
- Las golosinas demasiado grandes podrían lastimarlo, especialmente los alimentos «duros» como la cecina o las galletas.
- Por el contrario, las golosinas que son demasiado pequeñas corren el riesgo de ser tragadas enteras. El perro no los sentiría pasar e inmediatamente pediría más.
Así que lo has entendido: premiar a tu perro con una golosina cuando ha adquirido una educación básica (estar limpio, dormir en su cesta, dar una pata, etc.) está bien. Darle de comer a la fuerza innecesariamente es correr el riesgo de transformar a tu adorable perrito en un detestable niño mimado, exponiéndolo al peligro de la obesidad. Además, no dudes en obsequiar a tu perro con su plato favorito cuando creas que se lo merece, ¡pero no lo acostumbres a abusar de las cosas buenas !